EU perderá
hasta 150,000 empleos por la guerra comercial de Trump: Moody's
Si los socios comerciales se
abstuvieran de responder, las posibles pérdidas de empleos estadounidenses
-principalmente en manufacturas- serían menores, en el rango de 50,000 a
60,000.
Reuters07 de marzo de 2018, 09:31
Foto: Reuters
Estados
Unidos podría perder hasta 150,000 puestos de trabajo si sus socios comerciales
reaccionan con una "respuesta proporcional" a los aranceles
propuestos por el presidente Donald Trump al acero y aluminio importados, dijo
el miércoles el economista jefe de Moody's Analytics, Mark Zandi.
Si los
socios comerciales se abstuvieran de responder, las posibles pérdidas de
empleos estadounidenses -principalmente en manufacturas- serían menores, en el
rango de 50,000 a 60,000.
Esos
despidos serían compensados por una proyección de 10,000 a 15,000
contrataciones en los productores nacionales de acero y aluminio, dijo Zandi.
El
economista hizo las declaraciones en una conferencia telefónica con periodistas
tras la publicación del informe nacional de empleo de ADP de febrero, que
mostró un aumento de 235,000 puestos de trabajo de contratación privada en
Estados Unidos.
El reporte
de ADP es desarrollado conjuntamente por el Instituto de Investigación ADP y
Moody's Analytics.
erp
Un grupo de legisladores realiza consulta sobre la salud mental de Trump a un experto
El debate sobre la capacidad de Trump para ejercer el cargo ha cobrado una cierta relevancia en las últimas semanas, especialmente por el trato vejatorio del jefe de Estado hacía el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, en un momento en que Pyongyang está apostando fuerte por el desarrollo de armamento nuclear.
Washington, 3 enero (EFE).- Una docena de miembros del Congreso de Estados Unidos se reunió el pasado diciembre con un reputado psiquiatra con el propósito de dilucidar si el Presidente Donald Trump está capacitado para ejercer su cargo, informaron hoy medios locales.
Los encuentros tuvieron lugar el 5 y 6 de diciembre en Washington, según un artículo publicado este miércoles por el portal de noticias Político, y en ellos una docena de legisladores, entre los cuales se encontraría un Senador republicano, plantearon sus preocupaciones al profesor de psiquiatría de la Universidad de Yale Bandy X. Lee.
La elección de Lee no fue en ningún caso casual puesto que entre sus trabajos destaca el haber editado la publicación “The Dangerous Case of Donald Trump” (“El Peligroso Caso de Donald Trump”), una colección de testimonios en la que una veintena de expertos en psiquiatría abordaban la salud mental del Presidente.
El debate sobre la capacidad de Trump para ejercer el cargo ha cobrado una cierta relevancia en las últimas semanas, especialmente por el trato vejatorio del jefe de Estado hacía el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, en un momento en que Pyongyang está apostando fuerte por el desarrollo de armamento nuclear.
Lejos de intentar calmar la situación, Trump no ha dudado en insultar a Kim Jong-un llamándole “hombre cohete”, así como “bajito y gordo”. Incluso este mismo lunes se llegó a jactar en las redes sociales de que él también tiene acceso a un “botón nuclear”, pero que el suyo es “mucho más grande y más poderoso”.
La preocupación ha llegado a trascender hasta el punto de que la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, tuvo hoy que zafarse de la incómoda pregunta de un periodista que le pregunto si este tipo de mensajes no podían ser sintomáticos de un posible desequilibrio mental del presidente.
De acuerdo con Lee, la necesidad de Trump de expresarse constantemente, y sin filtro, a través de su cuenta de Twitter “es una indicación de que se está viniendo abajo debido al estrés”.
“Trump va a ponerse peor y se volverá incontenible debido a la presión de la presidencia”, declaró Lee a Político.
Videgaray y la conexión con el yerno de Trump
Por Dolia Estévez
SinEmbargo
abril 7, 2017
12:00 am
Luis Videgaray no se imaginó que en sus travesías por Nueva York se toparía con un ambicioso millonario que cambiaría su trayectoria política. Videgaray y Jared Kushner, yerno y poderoso asesor sin cartera de Donald Trump, se conocieron en los círculos financieros neoyorquinos cuando el hoy canciller era titular de Hacienda. Gary D. Cohn, CEO de Goldman Sachs, los presentó en una cena de potentados financieros a la que convocó la casa de inversiones más grande de Wall Street. Cohn (patrimonio personal: $611 millones de dólares) renunció a la dirección del banco implicado en el descalabro financiero de 2008 para incorporarse al grupo compacto de Trump como súper asesor económico. El banquero llegó a la mansión presidencial de la mano del yerno.
El enorme poderío de Kushner, amateur de la política y la diplomacia, emana de su parentesco con “Donald”, como llama a su suegro. Kushner está casado con Ivanka Trump, hija favorita del presidente con quien a decir por sus impropios comentarios ha fantaseado eróticamente. En 2006, Trump describió los senos de Ivanka, quien tenía 24 años, de “voluptuosos” y dijo que si no fuera su hija “la estaría cortejando”.
Antes de mudarse a Washington, Jared e Ivanka, él de 36 y ella de 35, cultivaron una relación cercana con Cohn. Eran parte de la poderosa élite liberal neoyorquina. Jared e Ivanka (patrimonio conjunto: 741 millones de dólares) eran liberales y defendían el derecho de los homosexuales y de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, y creían en el cambio climático. Pero el poder corrompe. Se alinearon a Trump.
En una administración consumida por las intrigas palaciegas entre ideólogos de derecha y globalizadores de Wall Street, liderada por un presidente que demanda lealtad absoluta, Kushner es intocable. Trump puede despedir a Stephen Bannon, su siniestro estratega, pero no a Kushner.
En una administración consumida por las intrigas palaciegas entre ideólogos de derecha y globalizadores de Wall Street, liderada por un presidente que demanda lealtad absoluta, Kushner es intocable. Trump puede despedir a Stephen Bannon, su siniestro estratega, pero no a Kushner.
El peculiar papel de Kushner–ni es jefe de gabinete, ni asesor con cartera—no tiene precedente. La subcultura en la Casa Blanca es similar a la de las mafias italianas de Nueva York inmortalizadas en la trilogía de El Padrino. Trump, como Don Corleone, sólo confía en la familia. Castiga la traición. No perdona. Es siciliano.
No es inusual que los gobiernos extranjeros busquen el acceso directo a la Casa Blanca a través de amigos o incondicionales del mandatario en turno, pero es la primera vez que el conducto es el yerno del presidente. El nepotismo es vicio de las monarquías y las dictaduras, pero no de una democracia como la estadounidense. Jared e Ivanka son la pareja real. Irradian glamur y poder.
Para Videgaray, tratar con Kushner es terreno conocido. Videgaray entiende la fuerza de las castas. Enrique Peña Nieto es producto de la dinastía política que controla el Estado de México.
Por más inverosímil que parezca, Trump dotó a Kushner de poderes para pactar la paz entre Israel y Palestina, manejar las relaciones con México, Canadá y China, evaluar los avances de la guerra contra el Estados Islámico y diseñar un plan para adelgazar el gobierno federal. Es punto de contacto de presidentes, ministros y embajadores de una docena de países. ¿Tendrá tiempo para Videgaray? Es un error apostarle a un solo jugador.
En los 80 días que lleva Trump en la presidencia, se conocen tres encuentros entre Videgaray y Kushner. En el primero, el 25 de enero, Kushner llevó a Videgaray a la Oficina Oval. Fuera de agenda, trataron de convencer al temperamental mandatario bajar el tono a los ataques a México en el discurso que pronunciaría ese día sobre el muro fronterizo. Trump se negó. Su concesión, si se le puede llamar así, fue reiterar que un México “fuerte está en el mejor interés” de EU. El cliché fue música para los oídos de Peña quien elogió el logro de su diplomático aprendiz.
El segundo encuentro tuvo lugar el 9 de marzo. La costumbre en Washington es que los titulares de relaciones exteriores sean recibidos por el secretario de Estado, su contraparte. Pero abusando de su derecho de picaporte, Videgaray violó códigos y costumbres y fue directamente a la Casa Blanca a ver a Kushner y Cohn. El vocero del marginado secretario de Estado Rex Tillerson dijo no saber nada sobre la visita de Videgaray. El canciller mexicano se justificó diciendo que volvería a Washington “en dos semanas” para reunirse con quien dice ser su contraparte.
El tercer encuentro con Kushner se dio esta semana. Por razones que sólo él conoce, Videgaray no nos informó sobre el mismo cuando hizo un resumen detallado de sus actividades en Washington. Ante mi pregunta, dio a conocer la reunión, pero matizó diciendo que había sido “breve”, por la “tarde noche” del miércoles. ¿Cena? “No, no fue cena. Fue en la Casa Blanca”. Esta vez, dijo, no vio a Cohn.
Cuando la relación con EU atraviesa por su peor etapa en 100 años, es un sueño guajiro creer que Kushner va poder frenar los delirios de su suegro sobre el muro, las deportaciones masivas y la renegociación del TLCAN. Los cortesanos no apuestan contra la habilidad del Rey.
Twitter:@DoliaEstevez
Revelan quién es el mayor enemigo de EE.UU. (y no es Rusia ni China)
Publicado: 1 may 2018 19:30 GMT | Última actualización: 2 may 2018 05:10 GMT
El exministro de Exteriores de Dinamarca, Joergen Oerstroem Moelle, advierte que el país norteamericano se acerca al 'default' técnico.
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El principal enemigo de EE.UU. no es Rusia ni China, sino su deuda, según afirma el exministro de Exteriores de Dinamarca Joergen Oerstroem Moelle, actual miembro senior del Instituto ISEAS–Yusof Ishak de Singapur, en su artículo publicado en The National Interest.
De acuerdo con el exministro, EE.UU. se acerca al 'default' técnico. Así, según los últimos datos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, la carga de intereses estadounidense constituye un 1,6 % del PIB, lo que equivale un 9,4 % del ingreso federal. Sin embargo, incluso en el escenario más optimista, en 2022 la cifra podría ser de un 2,7 % contra un 16 % respectivamente.
Moelle considera que la compleja situación podría ser resuelta mediante dos opciones. Una solución es cortar gastos obligatorios, mientras que la otra consiste en el aumento de los ingresos fiscales. No obstante, sostiene Moelle, ambas iniciativas serán bloqueadas por el Congreso.
Sin embargo, se nota que tarde o temprano EE.UU. podría recurrir a una reestructuración de la deuda con ayuda de China o Japón, que poseen 1,2 billones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense.
Políticamente, EE.UU. "perderá"
Moelle opina que si China está de acuerdo en convertirse en acreedor de EE.UU., las dos partes saldrán ganando, ya que ambas economías solo pueden "prosperar en tándem".
China no está interesada en que la economía del país norteamericano se debilite, ya que necesita a EE.UU. como mercado para sus exportaciones. Por su parte, EE.UU. está interesado en seguir operando en los mercados chinos, donde las compañías multinacionales estadounidenses obtienen "grandes beneficios".
No obstante, desde el punto de vista político, EE.UU. saldrá políticamente como "perdedor" debido al hecho de que la "antigua superpotencia económica" debería "pedir ayuda" para cobrar sus deudas, que han aumentado "imprudentemente" en las últimas décadas.
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