sábado, 3 de marzo de 2018

Ratatouille


País de ratas
Guadalupe Loaeza
01 Mar. 2018

Dice Alejandro Velasco Said, autor del libro Ratas y Ratones de la Ciudad de México, que en la capital de nuestro país la proporción por habitante es de diez a una, es decir que 100 millones de ratas viven con nosotros en las calles, mercados, plazas, parques, en el Metro, centros comerciales, restaurantes, así como en nuestros hogares. Habría que decir que si se une una pareja de ratas (enamorada o no) podrían llegar a procrear hasta 200 hijos. Si sumamos y multiplicamos lo anterior y agregamos las "ratas" de la política mexicana, inútil decir que vivimos en un país de ratas y que estamos en peligro permanente.

Ayer amanecí particularmente deprimida. Ignoro si es buena o mala costumbre escuchar, con mis audífonos puestos, las noticias desde las 6:00 a.m. hasta las 10:00 a.m. Confieso que a veces, mientras las oigo, me vuelvo a dormir, pero ayer las atendí con absoluta atención, es decir que escuché todos los reportajes, entrevistas y análisis cuyo único tema era la corrupción y la "guerra sucia" entre los tres candidatos a la Presidencia. Que si la "rata" de Rosario Robles se robó quién sabe cuánto dinero; que si la "rata" de Anaya vendió un edificio en 54 millones de pesos el cual le había costado cinco veces menos; que si van a denunciar al ex secretario de Hacienda por culpa de la "rata" de la ex secretaria de Sedesol; que si hay que considerar el relevo de Anaya por "rata"; que si en los ranchos de la "rata" de Duarte había animales exóticos como bisontes, llamas y hasta jabalíes; que si la "rata" Napoleón Gómez Urrutia se robó 55 millones de dólares, a pesar de que Alfonso Romo, coordinador de Morena, lo compare con Nelson Mandela; que si hay opacidad en gasto educativo; que si la "rata" de Mauricio Góngora, ex candidato priista a la gubernatura de Quintana Roo, es acusado por un desvío de 245 millones 895 mil 576 pesos; que si el robo a negocios pasó de 6 mil 192 casos a nivel nacional en agosto de 2016 a 7 mil 596 en diciembre de 2017; que si la "rata" de Yarrington es acusado de lavado de dinero y fraude bancario; que si procesan a contador en caso de la "rata" de Javier Duarte; que si se congelaron las cuentas de la "rata" de Barreiro, empresario inmobiliario de Querétaro, y por último que si México, país de "ratas", había caído seis lugares en el Índice de Percepción de la Corrupción, lo que significa que pasó del lugar 129 al 135 y cuya calificación fue de 29 en una escala del cero al 100... mucho más abajo de Brasil, Argentina y Colombia...

No, no me quería levantar de la cama. Más bien, no podía comenzar mi día normalmente. No tenía fuerzas para ir a caminar al Bosque de Chapultepec. "¿Y si me encuentro una rata? ¿Y si me topo con el miembro de una pandilla mexicana o colombiana? ¿Y si me encuentro a una rata priista, o panista, o perredista o morenista, buscado por la ley? ¿Y si piso alguno de los recién nacidos de una pareja de ratas? ¿Y si me roban el celular y mis tenis? ¿Y si me secuestran y me encierran en empresas fantasmas creadas por las "ratas" de políticos mexicanos? ¿Existirá el infierno para estas dos categorías de ratas?

Con muchos esfuerzos, me puse la bata y las pantuflas. Deprimida como estaba, y a pesar de mi absoluta falta de energía, empecé a leer mi periódico. Curiosamente con la primera noticia que me topé fue: "Cae ex Primera Dama hondureña por corrupción", a la esposa del ex presidente Porfirio Lobo se le acusaba de haber traspasado dinero de una cuenta bancaria de un programa social a una personal por cerca de 506 mil dólares. "¿Nada más? Pero si eso no es nada en mi país de 'ratas'", exclamé sorprendida. Honduras un país tan pequeño y tan justo. La noticia no podía más que darme envidia. Su captura era un espléndido mensaje para los hondureños. "Es evidente que la próxima Primera Dama de Honduras no se atreverá a robarse ni un centavo", pensé. Me dio tanto gusto, que hasta me dije que podía pasar las vacaciones de Semana Santa en Tegucigalpa. "En México, jamás se atreverían a juzgar a una primera dama ni de presidentes, ni tampoco de gobernadores", reflexioné todavía más deprimida. Terminé de leer el diario con el ánimo por los suelos. Y me pregunté: "¿Quiénes serán más peligrosas, destructivas y repugnantes, las ratas políticas o las ratas comunes?". He allí una buena pregunta para los expertos en conducta animal.


gloaezatovar@yahoo.com



 
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores




El populismo y el regreso a la dictadura perfecta
02 de Marzo de 2018



Vargas Llosa es un buen escritor, pero un mal político”, fue la respuesta de López Obrador a la declaración que hizo el escritor peruano sobre los riesgos de que México cayera en una democracia populista estilo Venezuela. Como es costumbre, el candidato de Morena descalifica, minimiza, no responde nada, ni siquiera a las evidentes contradicciones programáticas, a las candidaturas cuestionadas, a opiniones que no sean zalameras con él o su gente.
Vargas Llosa no es apenas un buen escritor, es uno de los mejores escritores en el mundo. Es también un gran pensador político. Los mismos que ahora se enojan y lo descalifican porque advirtió (precisamente en la presentación de un libro donde hace una defensa férrea de las ideas liberales) que López Obrador puede llevar a México hacia una situación similar a la de Venezuela, son los que elogiaban a Vargas Llosa cuando calificó al país como una “dictadura perfecta”.
Es verdad que la única vez que Vargas Llosa incursionó de lleno en la política, perdió en una segunda vuelta las elecciones en Perú, precisamente, contra lo que representaba lo peor de lo que sería una “democracia” populista, autoritaria y violadora de los derechos humanos como lo fue la de Alberto
Fujimori
. A éste también lo apoyaron muchas fuerzas que se decían progresistas en la segunda vuelta para rechazar la visión liberal, abierta de Vargas
Llosa
.
En ese entonces ya advertía del peligro populista y sobre hacia dónde llevaría a su país la política de Fujimori. Las memorias de esa campaña, tituladas El pez en el agua, son un recorrido notable por los vaivenes de la política electoral de un país, Perú, tan volátil social y, políticamente, como el nuestro.
La semana pasada, entrevistado por Maite Rico, respecto a su nuevo libro La llamada de la tribuVargas Llosa insistió en que “el mayor enemigo hoy es el populismo. No hay nadie medianamente cuerdo que quiera para su país un modelo como el de Corea del Norte o el de Cuba, o el de Venezuela; el marxismo es ya marginal en la vida política, pero no así el populismo, que corrompe las democracias desde dentro, es mucho más sinuoso que una ideología, es una práctica a la que por desgracia son muy propensas las democracias débiles, las democracias primerizas”.
Días después en la presentación del libro afirmó que “mi esperanza es que haya suficiente lucidez en México como para saber a dónde conduce ese suicidio que es votar por el populismo, la demagogia, por recetas que están fracasadas en el mundo entero… Sería, verdaderamente, trágico para México, donde hay algunas cosas que andan mal, pero algunas que andan bastante bien. Hay que esperar que el populismo no gane”.
Es una reflexión válida de un pensador que tiene un sentido político agudo y sofisticado y que se ha distinguido por sus críticas al autoritarismo y el nacionalismo populista. Andrés Manuel puede decir que es un “mal político” para descalificarlo, pero no nos dice por qué y mucho menos explica por qué él mismo no tendría que ser considerado un populista que postula “recetas fracasadas en el mundo entero”.
Hay respuestas simples que muestran el rostro real de Andrés Manuel. Por ejemplo, ha dicho que no aceptará la Reforma Energética y públicamente ha declarado que los inversionistas (que llevan ya invertidos miles de millones en los proyectos energéticos) se atuvieran a las consecuencias porque cuando él llegara al poder iba a cambiar las leyes. Se declaró en contra de la Reforma Educativa y recibe el apoyo de la Coordinadora, pero ahora también el de Elba Esther Gordillo.
 Dice que combatirá la corrupción y pone en las listas de senadores a Napoleón Gómez Urrutia, acusado de haberse robado 55 millones de dólares de los trabajadores. Dice que dará amnistía a narcontraficantes y delincuentes y comienza colocando en la lista de senadores a Nestora Salgado, acusada de haber realizado más de 50 secuestros en Guerrero. Dice que el suyo será un gobierno de conciliación, pero al mismo tiempo dice, igual que Hugo Chávez, que propondrá una “Constitución moral” para el país.
Dice que no quiere volver al pasado y propone regresar la Constitución actual a la que se aprobó en 1917 (¡¡hace un siglo!!). Dice que no tiene nada que ver con Cuba o Venezuela y los dirigentes de su partido lanzan loas a la revolución bolivariana y el propio Andrés Manuel opinó que Fidel Castro es una de las personas que más admiraba y que su figura era equivalente a la de Nelson Mandela (sic).
Eso es lo que preocupa a Vargas Llosa y a muchos sobre el futuro de país que propone Andrés Manuel. Esas propuestas son populistas y terminarán como todo gobierno populista, se presente de derecha o de izquierda, en un régimen autoritario, porque ésa es la esencia del populismo.
 La advertencia de Vargas Llosa es tan válida hoy como lo fue a principios del 90 lo de la dictadura perfecta. La paradoja es que el populismo de hoy, lo que quiere, es llevarnos de regreso a la dictadura perfecta.
Final del formulario
 A Morena se suben “chinches y gorgojos”: Romo

POR HOMERO CAMPA , 28 FEBRERO, 2018CRÓNICA
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- –Después de todos estos años de trabajar con Andrés Manuel López Obrador, ¿qué sintió cuando de pronto se enteró que en la lista de candidatos plurinominales de Morena está Napoleón Gómez Urrutia? – soltó directo la periodista Ana Paula Ordorica.

Alfonso Romo Garza, coordinador general del Proyecto de Nación 2018-2024 del candidato presidencial de Morena, recibió la pregunta con un esbozo de sonrisa.
Edna Jaime, directora de la organización México Evalúa, machacó con una pregunta similar.
–Ayúdeme a resolver la disonancia que me genera el hecho de que en el centro de la agenda del candidato López Obrador esté el tema de la lucha contra la corrupción y, sin embargo, no ha hecho ninguna mención sobre el Sistema Nacional Anticorrupción y además incorpora a figuras como Napoleón Gómez Urrutia y Elba Esther Gordillo, producto del corporativismo corrupto del sistema político mexicano. ¿Cómo resuelve usted esa disonancia? –preguntó.
Expectantes, unas 200 personas –ejecutivos de empresas, diplomáticos y académicos– guardaron silencio y fijaron la mirada en Romo, quien, frente a la audiencia, se agachaba hacia una mesita de centro para garrapatear los cuestionamientos sobre hojas sueltas de papel.
Convocado por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), el encuentro con Romo –celebrado el martes 20 en el Club de Industriales, en Polanco– tenía el propósito de despejar dudas sobre temas de la campaña de López Obrador que inquietan a muchos influencers de este país: la marcha atrás de las reformas educativa y energética, la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la amnistía a los narcotraficantes, la ausencia de un compromiso serio para fortalecer el estado de derecho, entre otros.
Gabriel Casillas, director de Análisis Económico y Relación con Inversionistas del Grupo Financiero Banorte, y quien fungió como moderador del encuentro, fue explícito: contó que una semana antes se reunió en Nueva York con 40 empresarios e inversionistas, quienes le expresaron sus “preocupaciones” sobre varias de la tesis y propuestas de López Obrador.
Justificaciones y titubeos



En casi todos los temas, Romo contestó unas preguntas y capoteó otras e intentó apaciguar ánimos y ahuyentar temores. Fue, sin embargo, en el tema de la incorporación a Morena de personajes polémicos donde derrapó: “He estado con muchos mineros y nunca he recibido una crítica sobre el comportamiento de Napoleón”.
Un murmullo de incredulidad se esparció por la sala.
“Yo no avalo a Napoleón ni lo conozco. Lo único que puedo decir es que, así como Andrés Manuel fue ‘el peligro para México’ y ahora se retractan quienes lo castigaron, de Napoleón puedo decir que si me demuestran lo que dicen –que es (un corrupto)–, yo me retracto públicamente”, señaló en referencia al líder sindical minero acusado de un presunto desfalco de 55 millones de dólares y quien se autoexilió en Canadá durante 12 años.
“Y no lo quiero comparar con nadie, pero yo me acuerdo: ¿quién estuvo 30 años en la cárcel?, pues Mandela y luego fue Premio Nobel de la Paz”, señaló Romo, lo que provocó hilaridad, abucheos y algunos silbidos de desaprobación.
“No estoy de acuerdo con Napoleón –trató de rectificar–, pero tampoco estoy de acuerdo con Carlos Romero Deschamps (líder del sindicato de trabajadores petroleros), ni con Gamboa (Pascoe, líder de la CTM hasta su muerte en 2016).
“No me gusta Napoleón –admitió–, como no me gusta Cuauhtémoc Blanco (el controvertido alcalde de Cuernavaca y aspirante de Morena a la candidatura para gobernador de Morelos) ni tampoco el, ¿cómo se llama?, el Macedonio ese, el de Guerrero”, dijo en referencia a Félix Salgado Macedonio, coordinador de Morena en Guerrero y quien espera ser candidato a senador por este partido. “Estos personajes, hasta pena me da que los hayan nombrado…, pero si vamos a aplicar la misma vara, que sea pareja para todos”, pidió en referencia a los “impresentables” de otros partidos.
Para él, sin embargo, López Obrador es otra cosa: “Yo creo en él. He visto lo que lo rodea, he convivido con su familia, le he hecho el plan de nación durante cuatro años y lo combatí anteriormente. No es perfecto y no entiendo algunos de sus movimientos políticos, pero su esencia me gusta, me gusta más que otros a los que también he apoyado”, argumentó.
Sobre Elba Esther Gordillo recordó que le ayudó a ganar la elección presidencial a Vicente Fox, a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto. “Es parte del sistema que viene de 50 años. Existen estos líderes que no nos gustan. Pero son parte de una realidad. Te tienes que sentar con ellos, alinear intereses y negociar. Porque si no alienamos intereses y nos confrontamos con ellos, ¿a dónde vamos a parar?”, preguntó.
Aclaró de inmediato que Gordillo “no está metida con nosotros”, a pesar de que “el yerno presuma y el nieto diga que sí”, pues “a mí me ha tocado rechazarlos; decirles: ‘no te recibimos’”, comentó en relación con las declaraciones que Fernando González, exsubsecretario de Educación, y de René Fujiwara Montelongo, han hecho públicamente sobre su incorporación a Morena.
Afirmó que a la maestra Gordillo la conoce muy bien. Recordó que “fui mensajero de ella en el 2012 para hacer un pacto con Andrés Manuel, pero éste no aceptó; ni siquiera la recibió”. Y aseguró que él y los colaboradores de López Obrador “tenemos un mandato de no sentarnos con ella ni pactar ni darle fuerza, pero si el de ponernos de acuerdo con el sindicato de maestros para alinear intereses”.
–¿Y Dolores Padierna?, le preguntó uno de los asistentes.
–Ella es del PRD, no está con Morena, contestó Romo.
–Sí está, sí está –le reviraron.
–Pues se cambió… No, pérame: se están cambiando todos, se están subiendo (a Morena) piojos, chinches, gorgojos. De todo, más de lo que crees, de todos los sectores.
Tenso encuentro


Desde el principio, la reunión del Comexi con Romo no fue tersa. Duros fueron los cuestionamientos. Pero Romo mostró a López Obrador como un candidato que les es afín en los temas que les inquietan.
Afirmó, por ejemplo: “No vamos a revertir la reforma energética; vamos a estar seguros que los contratos (de inversión para explorar y explotar los yacimientos petroleros) estén bien hechos en favor de la nación, y hasta ahora los contratos que hemos revisado están bien hechos”.
Sostuvo que, aún si Morena gana la mayoría calificada en el Congreso, el eventual gobierno de López Obrador se ha comprometido a “no hacer cambios legislativos durante los próximos tres años”, sino “operar con el marco legal que ya tenemos”, pues “no vamos a generar inestabilidad en los mercados. No nos conviene”, declaró.
“Por ese lado, ustedes tranquilos, no va a haber nada”, dijo a los asistentes.
Consideró que la inseguridad es el “problema número uno”. Contó: “cuando tú vas a Nueva York y te reúnes con ejecutivos de fondos de inversión, les preocupan las variables económicas. Cuando subes de nivel, les preocupa la reforma energética y las grandes reformas. Cuando te vas hasta arriba, el 85% de la conversación es sobre la seguridad pública”.
Ejemplificó: “En 1996 Acapulco recibía 1.6 millones de turistas y 1.6 billones de dólares de derrama económica; en 2016 no recibió ni 100 mil turistas y una derrama económica que no llegó a los 95 millones de dólares. Nos pasa eso en Cancún o en Los Cabos y olvídense del Tratado de Libre Comercio; o hay un problema de secuestros graves en Tabasco y olvídense de la reforma energética. Entonces, la preocupación número uno es la seguridad física”.
Y saltó al tema de la Amnistía a los narcotraficantes. “Lo que Andrés Manuel dijo textualmente fue: ‘Voy a hacer todo lo posible por pacificar el país, inclusive con una amnistía que tome en cuenta a las víctimas y al poder legislativo’”. Entonces, según Romo, lo que López Obrador intenta es pacificar, región por región, porque “la violencia es de una escala y de un crecimiento brutal”.
Informó que existe todo un equipo trabajando sobre el tema de la seguridad para proteger, en principio, lo más delicado, como las zonas turísticas y los puertos. “Si cambiamos la curva de sensación de seguridad, este país se va pa’rriba, pues calculo que el 30% del país no está produciendo por el temor de la inseguridad”.
Y consideró que “Andrés Manuel será un presidente que va a operar, pues este país no tiene un problema de recursos naturales ni de leyes, sino de managment: está mal operado en todos los frentes, con un problema muy serio de corrupción y de derroche”.
Respecto de la reforma educativa, afirmó que, en los hechos, “está paralizada. Los maestros no la aplican. Entonces, ¿qué hay que hacer?. Destrabarla. ¿Cómo? Alienando los intereses de los maestros con un plan educativo a largo plazo en el que participen; no peleando con ellos, pues este país no está confrontar, sino para alinear”…
Y sobre el TLCAN, afirmó que López Obrador “ha dicho más de 50 veces que es protratado de libre comercio”.
“No tengan duda –pidió–, pero necesitamos un buen tratado porque la dependencia respecto a Estados Unidos es enorme. ¿Qué estamos haciendo ahorita? Respetando al gobierno mexicano: que termine de negociar, no meternos, no entorpecer”.
–Usted ha dado aquí varios mensajes que no son los mismos e incluso son opuestos a los que emite su candidato López Obrador ¿A quién debemos creerle? –le preguntó Mariana Campero, secretaria general de Comexi.
–Creo que debes creerle a Andrés Manuel, porque el que va a gobernar es él, no yo, contestó Romo.
Y añadió: “Estoy actuando de buena fe y estoy convencido de lo que estoy haciendo. Si me equivoco voy a pasar como el empresario más tarugo de la República mexicana en los últimos 50 años. Pero no tengo miedo. Estoy completamente convencido de que lo que estamos planteando lo vamos a llevar a cabo”,
El abogado Pablo Mijares le dijo con ironía: “Qué lástima que usted no es el candidato a presidente porque a lo mejor votaba por usted”. En tono más serio, agregó: “Sé que actúa de buena fe, pero ¿cuántos años le tomará deslindarse y admitir que se equivocó”.
Romo reviró: “Les voy a hacer una reflexión que les hice en 2012 a muchos empresarios: ‘Ok, no voten por Andrés Manuel, pero ¿votar por el PRI’. Y miren dónde estamos. Y pregunto: ¿Eso no es culpa también del sector privado? ¿Quiénes fuimos los que lo pusimos (a Peña Nieto)? Ahí se las dejo”, concluyó.
Este texto se publicó el 25 de febrero de 2018 en la edición 2156 de la revista Proceso.

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