A comienzos del siglo XX el desarrollo de la ciencia en Alemania era tan alto que su capacidad de investigación e innovación no tenía rival entre los países desarrollados. La consideración social de los científicos era de alta estima. En los años ‘30 gracias a su fuerte sistema propagandístico, los nazis hicieron que los científicos y los técnicos gozaran de una admiración como nunca habían tenido, siendo común aspiración el poder incorporarse a estas profesiones y triunfar en su ámbito. Todos los expertos en armamento del III Reich han destacado un hecho evidente: si la investigación se hubiese adelantado tan sólo un año, el resultado de la contienda podía haber sido muy distinto. Cuando el alto mando de la Wehrmacht se dio cuenta de la utilidad de algunas de las creaciones de sus técnicos, la situación era ya muy mala, por lo que las prioridades alemanas se orientaron a las necesidades más inmediatas, es decir, las armas que podían tener un uso directo en la batalla, desatendiendo proyectos muy ambiciosos que exigían una elevada inversión en dinero y tiempo, algo con lo que el Reich no contaba. No obstante, a pesar de la premura de tiempo, de la escasez de materias primas y de la situación en ocasiones agónica en la que se trabajaba, los investigadores alemanes llegaron a alcanzar niveles de creatividad que parecen hoy sencillamente milagrosas. Hay razones que lo facilitaron; en primer lugar la evidencia probada de que toda guerra es un buen caldo de cultivo de toda clase de inventores pintorescos; en segundo lugar, las aplicaciones revolucionarias que a partir de 1943 los alemanes situaron en primera línea de batalla obedecía a la pura y simple confianza que los soldados tenían en la capacidad de sus técnicos y científicos. Las unidades de combate creían en sus prototipos más que en el propio Alto Estado Mayor. La técnica alemana aportó soluciones revolucionarias a los problemas derivados del combate moderno que incluso en nuestros días harían de la infantería alemana del año ‘45 un rival formidable para cualquier ejército moderno. El primer ejemplo de investigación militar de "armas mágicas" nació a principios de los años ‘40, cuando los técnicos comenzaron a desarrollar visores capaces de ofrecer al soldado visión total y efectiva en la más completa oscuridad. En un principio consistían sólo en una pequeña cámara de mano que funcionaba como un revelador de fotografía, transformando los rayos infrarrojos invisibles en luz visible. Una lente convexa enfocaba los rayos hacia una pantalla, convirtiéndolos en rayos catódicos que eran dirigidos hacia una pantalla fluorescente, por lo que la radiación infrarroja se hacía visible como en una pequeña televisión. En un principio se probó con éxito como localizador de emisiones infrarrojas, lo que permitía atacar objetivos ocultos que produjesen calor (motores de vehículos, artillería, etc.).
Pocas investigaciones militares alemanas han despertado más la imaginación popular que los diseños de naves voladoras de todo tipo, las V2 que sembraron el terror en Londres. Es absolutamente imposible saber qué llegaron a idear exactamente sus técnicos y millares de documentos siguen en proceso de análisis. Pero de lo que no hay duda es de que constituyeron el primer paso hacia la astronáutica y que algunos diseños fueron tan alucinantes que son muchos los que se resisten a creer en su existencia. Los cohetes fueron los que dieron a los técnicos la esperanza de obtener un arma decisiva, y casi lo logran. Todavía hoy los Misiles Balísticos Intercontinentales ICBM siguen siendo el principal elemento de disuasión de las grandes potencias y todos, sin excepción, tienen su origen en los logros alemanes de la II Guerra Mundial y en los estudios de Tsiolkovsky, Goddard y Oberth, creadores de los primeros cohetes eficaces.
En una curiosa obra de 1923 titulada: “El cohete marchando hacia el espacio interplanetario” se abordó por vez primera el proyecto de crear un cohete no muy diferente de lo que luego fue el V-2. Sus ideas, continuadas por Poggensee y Winkler, fueron decisivamente apoyadas por la Oficina de Pruebas del Ejército y por la división de cohetes dirigida por el entonces capitán Walter Dörnberger, quien tenía como misión construir cualquier cosa que volase más alto, más lejos y con más poder que cualquier arma conocida. Tras instalar un gran complejo militar secreto en la isla báltica de Peenemünde, cientos de científicos, muchos sin saber qué finalidad tenían sus trabajos, crearon las bases de los primeros misiles teledirigidos del mundo: las bombas voladoras V-1 y V-2. Pero Dörnberger no llegó a convencer a Hitler sobre su eficacia hasta 1943, momento a partir del cual gozó de fondos ilimitados. Además de estas armas de represalia dirigidas contra las ciudades aliadas, se idearon otros interesantes proyectos, como el BV-143 y BV-246, misiles crucero contra la navegación que debían volar a ras de agua; o la terrible SD-1400, una bomba antiblindaje con alas, que lanzada desde un avión hundió el acorazado Roma. Sin duda de todas las armas antibuque la más conocida fue la HS-293 y sus sucesoras, que lanzadas desde aviones y guiadas por radio hundieron decenas de barcos aliados. Además, los resultados experimentales facilitaron la creación de cohetes susceptibles de ser usados como apoyo a las tropas de tierra. El catálogo era realmente impresionante, desde el Rheinbote (mensajero del Rhin), un terrible misil táctico tierra-tierra, lanzado por vez primera durante la ofensiva de las Ardenas en diciembre de 1944, hasta los primeros misiles antiaéreos como el Rheintochter. Y si el fin de la guerra no lo hubiera impedido, las V-9 y V-10 que se preparaban en abril del ‘45 en los complejos industriales subterráneos del macizo montañoso del Hartz hubieran permitido a los nazis bombardear los Estados Unidos.
A principios de los ‘40, el doctor Richard Wallauschek desarrolló un arma revolucionaria a la que denominó "cañón sónico". Estaba formado por dos reflectores parabólicos conectados por varios tubos que formaban una cámara de disparo. A través de los tubos entraba en la cámara una mezcla de oxígeno y metano que era detonada de forma cíclica. Las ondas de sonido producidas por las explosiones, por reflexión, generaban una onda de choque de gran intensidad que creaba un rayo sónico de enorme amplitud. La nota aguda que enviaba superaba los 1.000 milibares a casi 50 metros. A esta distancia, medio minuto de exposición mataría a cualquiera que se encontrara cerca, y a 250 metros seguiría produciendo un dolor insoportable. Esta curiosa arma no fue nunca empleada en un campo de batalla (era muy voluminosa, pues el segundo reflector medía más de 3 metros), aunque hay rumores de que se usó con animales. En cuanto al "rayo torbellino" se construyó en el Instituto Experimental de Lofer, en el Tirol austriaco. Diseñado por el doctor Harold Zippermeyer, tenía como base un mortero de gran calibre que se hundía en el suelo y disparaba proyectiles cargados de carbón pulverizado y un explosivo de acción lenta. La mezcla, al estallar, debía crear un tifón artificial que derribaría cualquier avión que se encontrase en las proximidades. La idea era buena y es probable que los cambios de presión hubiesen provocado una tensión en las alas suficiente para destruirlas. Aún más original era el "cañón de viento". Feo y grotesco en apariencia, estaba construido con un gran caño curvo con un codo en forma de giba y apoyado en un enorme fuste. Era una maravilla de precisión química, pues actuaba con una mezcla crítica de oxígeno e hidrógeno en proporciones moleculares seleccionadas. Lanzaba, tras una violenta detonación, un proyectil de "viento", una especie de taco de aire comprimido y vapor de agua con potencia suficiente para simular el efecto de una granada. Las pruebas se realizaron en Hillersleben y se logró destruir planchas de madera de 2,5 centímetros de grosor a 183 metros de distancia. Un prototipo experimental se instaló en un puente sobre el Elba poco antes de acabar la guerra, aunque nunca llegó a ser usado, para fortuna de las tropas aliadas. Otra extraña arma militar que ha tenido eco en la prensa especializada es la"bomba endotérmica". Se trataba de bombas que serían lanzadas por aviones de gran radio de acción y que al detonar, creaba una zona de intenso frío que congelaría, en un radio de un kilómetro toda forma de vida de manera temporal. Esta ingeniosa arma "ecológica", que no destruía el lugar ni las propiedades era muy apreciada, pues no generaba radiación.
En los últimos meses de la II Guerra Mundial, los militares aliados, desde los pilotos de los bombarderos que diariamente arrasaban ciudades como Dresde, nudos de comunicaciones y centro de producción alemanes, hasta los simples soldados de infantería, contemplaron con sorpresa cómo el armamento que empleaba el enemigo era cada vez más extraño y sofisticado, la existencia, en la Alemania del año 1945, de armas voladoras que a punto estuvieron de cambiar el resultado de la contienda militar. Acciones espectaculares llevadas a cabo por militares alemanes con sus nuevas armas, como la destrucción del puente de Remagen sobre el Rio Rhin, en un audaz ataque de los bombarderos y cazas a reacción Ar-234 y Messerschrnitt Me-262, o la destrucción en Normandía de 25 carros de combate británicos en un solo día por un solitario carro Tiger, alimentaron aún más la convicción de que si la guerra no acababa pronto, los aliados podían encontrarse con un gran problema con la nueva tecnología nazi. Sin embargo lo que más horrorizaba, eran los avances en las guerras biológicas. Si en algo destacaron los alemanes en los siglos XIX y XX fue en la industria química. En el campo de los gases nerviosos, Alemania disponía desde el año 39 del Tabun(óxido de cianodimetilamonatosfosfina), al que siguió el Sarin (fluorometilpinacoliloxifosfina), y más adelante el Soman. Se trataba de líquidos incoloros que afectan a los centros nerviosos, provocando una muerte horrible acompañada de vómitos, náuseas, diarrea y contracciones musculares. Una décima de miligramo basta para matar a un ser humano. Los alemanes los probaron en campos de concentración, pero no se atrevieron a usarlos en la guerra por temor a represalias aliadas. En el campo de la guerra biológica desarrollaron un arma basada en el clostridium botulinum, bacteria que produce como sustancia residual de su metabolismo eltoxin botulin, el veneno más poderoso conocido. Se diseñó un sistema de nebulizadores que podían soltar el veneno pulverizado en la niebla, para que el viento llevase la nube de muerte hasta Inglaterra.
El Proyecto Paperclip, ideado por el Senador Prescott Bush, extrajo a los mejores científicos nazis y los puso a trabajar para el complejo militar ideado por IKE. En 1948 Estados Unidos inició la guerra de los drones o aviones no tripulados conocidos por sus siglas en ingles como RPVs (Remotely Piloted Vehicles), pero antes hay que especificar los tipos de drones que se han manufacturado por la USAF desde entonces,
Objetivos Subsónicos: BQM-34A, AQM-34B/C, MQM-34D, BQM-34S
Objetivos Supersónicos: BQM-34E/F/T
Vehículos de Reconocimiento RPVs: AQM-34G/H/J/K/L/M/N/P/Q/R/U/V
Vehículos de Ataque RPVs: BGM-34A/B/C
En agosto de 1948 se iniciaron los aviones subsónicos con objetivos militares e iniciaron con la matricula Q2 de la USAF, después en 1951se les asignó la clave XQ2 y se inició la producción masiva de estas bombas voladoras al estilo de las V2 de la Alemania Nazi. Se les denominó Proyecto Firebee. Los drones como se les denomina coloquialmente han resultado muy letales, por ejemplo, 78 civiles murieron y unos 64 resultaron heridos como consecuencia de ataques de aviones no tripulados estadounidenses contra una región próxima a la ciudad de Qooqani,en el sur de Somalia. Cabe mencionar que los drones norteamericanos han atacado las regiones de Hoosingow, Diif y Taabto, en las proximidades de la ciudad de Afmadow, en el sur del país, y otros puntos; ataques que han acabado con la vida de decenas de víctimas inocentes, según Press TV. Washington ha aumentado sus ofensivas aéreas en esta nación, y desatado el pánico entre la población civil. Hay que recordar que Somalia es el sexto país junto con Afganistán, Paquistán, Libia, Irak y Yemen, donde EEUU, lleva a cabo continuas operaciones aéreas ilegales, mediante estos aparatos supuestamente de vigilancia teledirigida. Washington afirma que el objetivo de estos ataques aéreos es acabar con los extremistas, pero la mayoría de estos ataques ha cobrado la vida de civiles. Somalia, carece de un gobierno permanente desde 1991, año en el que líderes tribales derrocaron al exdictador Mohamed Siad Barré, y desde entonces el país se turna a manos de jefes tribales, bandas delincuentes y grupos militantes. Obama, Premio Nobel de la Paz, está utilizando esta tecnología militar y está bajo presión que la abandone según la nota publicada el 13 de junio del 2012, por el sitio de internet Common Dreams “US Drone Program Fuels Global Dismay with Obama Presidency
Inertia on climate change and flawed economic path also cited as once popular president sees approval decline” http://www.commondreams.org/headline/2012/06/13-3, esto si bien el mundo entero está en contra de estas armas no convencionales, especialmente el mundo árabe, http://www.youtube.com/watch?v=Qhd82XN58KM, México tiene un 23% de aprobación ¿de quienes? No lo mencionan pero nuestro país está estigmatizado como país lleno de ratas, bandoleros, y sicarios. Aun al interior de los mismos Estados Unidos hay mucha resistencia a utilizarlos para vigilar a la población civil, según cuenta la cadena CBS, con la normativa vigente es posible que los aviones no tripulados de la Fuerza Aérea recopilen información en suelo estadounidense sin una orden judicial. Y es que técnicamente a la Fuerza Aérea no se le permite la vigilancia con drones en espacio aéreo de Estados Unidos en la mayoría de circunstancias. En tal caso podrían hacer uso de ellas en situaciones derivadas de la lucha contra inteligencia extranjera, guerra contra el narcotráfico o contra el terrorismo. Ahora bien, si en el proceso de llevar a cabo una misión, un drone captura información “extra”, ésta no sería eliminada inmediatamente. La alarma surge porque los datos recogidos por los aviones no tripulados de forma accidental, en virtud de las directrices, pueden mantener la información durante tres meses además de poder “entregar la misma a otros departamentos de Defensa o agencias del gobierno”. También se están vendiendo drones a países con problemas de insurgencia o rebelión debido a las crisis financieras, como Italia, donde armará a los drones más potentes, los Predators, con misiles y bombas guiadas por láser para los aviones no tripulados Reaper italianos. Según lahttp://internacional.elpais.com/internacional/2012/06/01/actualidad/1338579313_738829.html, la prensa española, El País, y su articulo de investigación, publicado el 3 de junio del 2012, La Guerra de los Drones, por Javier Valenzuela, Barack Obama dirige personalmente la última de las guerras norteamericanas, una que no ha sido declarada y se libra en los territorios de Yemen, Somalia y Pakistán. No combaten en ella soldados estadounidenses de carne y hueso, su lugar lo ocupan unos pájaros metálicos con licencia para matar llamados drones. Son los Predator y Reaper, fabricados por General Atomics en California, y van armados con misiles Hellfire, producidos por Lockheed Martin en Alabama. Los ataques norteamericanos con aviones no tripulados por un ser humano se han multiplicado en los meses de abril y mayo, confirmando el entusiasmo creciente de Obama por esta forma de combate, la primera verdaderamente propia del siglo XXI. Es un combate sin cuartel, en el que bando más poderoso no arriesga a su gente, remplazada por letales robots teledirigidos. Objetivo de esos ataques son supuestos dirigentes y militantes de Al Qaeda y grupos yihadistas asociados. Se trata de exterminarlos físicamente antes de que actúen, así que la guerra de los drones de Obama combina el carácter “preventivo” de las aventuras bélicas de George W. Bush con el derecho que siempre se ha otorgado Israel a efectuar ejecuciones extrajudiciales en cualquier parte del mundo. Esta semana, Jo Becker y Scott Shane han publicado en The New York Times una extraordinaria información que detalla cómo Obama autoriza en persona quiénes serán los blancos de las acciones de los drones en Yemen, Somalia y Pakistán. Eso ocurre en unas reuniones del equipo antiterrorista de la Casa Blanca que se celebran semanalmente en la sala de crisis (Situation Room). En ellas John Brennan, un veterano de la CIA, llamado el Zar de los Asesinos, le presenta al presidente Obama la lista de los condenados a muerte (Kill List) que han sido localizados, y éste, tras estudiarla caso por caso, da o no su luz verde. Con los Predator y Reaper sustituye las ejecuciones. “Los drones, han reemplazado a Guantánamo”. Daniel Klaidman en su reciente libro Kill or Capture: The War on Terror and the Soul of the Obama Presidency. (Matar o Capturar, el alma de Barack Obama en la Guerra contra el Terror), muestra a un Obama despiadado, Christopher Griffin lo confirma en un reportaje publicado por la revista juvenil Rolling Stone: The Rise of de Killer Drones: How America goes to War in Secret (El ascenso de los drones asesinos: cómo Estados Unidos hace la guerra en secreto). Si esto es así, los Drones pronto eliminaran al Chapo Guzmán, si no es así, solo hay una explicación, el Cartel de Sinaloa vive en Chicago, el juicio al Mayito Zambada, tantas veces pospuesto por Obama, inclusive cesando al poderoso fiscal de hierro, Patrick Fitzgerald, lo demuestra fehacientemente. Money is Money.
Economista, Académico y Periodista
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